Buscar este blog

martes, 17 de marzo de 2015

Crónica - End of the Third Day Fest


De las cenizas mismas del añorado Madrid Is The Dark, ha nacido con fuerza este febrero el festival End Of The Third Day, dispuesto para devolver a los Doomsters, lo que hace casi tres años creyeron perdido para siempre. Una fecha única y exclusiva, en la que los géneros más pesados tienen un papel protagonista, y las propuestas aventureras, encuentran una digna plataforma desde la que amplificarse. La clase de iniciativas que marcan la diferencia por tanto, esas que son verdaderamente dignas de ser contadas.
Nos trasladaríamos hasta la capital del reino en consecuencia, impulsados por el estupendo cartel que anunciaba el recién estrenado certamen. Un plantel variopinto se nos ofertaría, con pesos pesados del estilo, como los mismísimos Saturnus, novísimas formaciones como Famishgod y suculentas rarezas, como Lantlos. Seis conjuntos en total reunidos en torno a la céntrica sala Paddock, que nos permitirían despedir Febrero entre brumas y tiempos funerarios.
Abrirían la lata los debutantes Famishgod, el proyecto Doom en el que participan miembros de Avulsed y que inauguraba su andadura en directo, en medio del End Of The Third Day. Contarían con tan solo media hora para presentar la monolítica propuesta que se traen entre manos, envueltos en capuchas de manera similar a como acostumbran Sunn 0))), pero mostrándose bastante menos estridentes, que los populares creadores del Black One.
Lo suyo sería más tétrico que otra cosa, evocando las viejas figuras de la noche del terror ciego, al tiempo que interpretaban pesadísimos tiempos contra la Paddock. Retumbarían durante casi toda la comparecencia, unas veces premeditadamente, y otras por consecuencia inevitable del torrente de graves que provocaban. Se mostrarían infinitamente profundos y ceremoniosos, sin salirse en ningún momento del papel que ellos mismos habían preparado y dejando que la voz de Dave Rotten, sobrecogiese a todos los que se iban aventurando a poner el pie en el festi. Impactante puesta en escena, para un intimidante liturgia Doom.
La ceremonia proseguiría con bastante menos pompa que como había sido bautizada, con los italianos Shores Of Null, estrenándose en nuestro país ante la extrañeza de buena parte de la audiencia. A pesar del desconocimiento mayoritario que se palpaba, presentarían con pundonor su primer trabajo, Quiescence, aunque evidenciarían ciertos errores que deslucieron su comparecencia. Citaremos el mal sonido general con el que gozaron, montando bolas de sonido sin sentido, y sobre todo, una sonoridad exageradamente heavylata para el festival en el que nos encontrábamos.
El cantante de la formación se mostraría efusivo y dinámico, entregándose en cuerpo y alma sobre casi todo el escenario de que disponían y tratando de involucrar con valentía a los asistentes que frente a él nos encontrábamos. Su mensaje no terminaría de calar en el festi, consiguiendo dividir a la audiencia, en el que a la postre acabaría siendo el momento más bajo en cuanto a intensidad y emoción. Correctos para el teloneo, pero insuficientes como para aspirar a mayores gestas.
El guion volvería a tornarse tan negro y retorcido como había comenzado con los madrileños Famishgod, hacía unas horas. Ophis serían los encargados de restaurar las tinieblas sobre la Paddock, apuntalando desde que arrancaron con “Resurrectum”, y provocando la inmersión absoluta a base de Doom Metal señorial.
Sus minutos serían soberbios, se mirase por donde se mirase, sonando mucho más conjuntados que el par de formaciones que habíamos dejado atrás por el camino, al tiempo que presentaban unas pocas muestras de su oscuro arsenal. Así desglosarían sus extensas creaciones, englobando dentro de su basto minutaje, todo el abanico estilístico de que son capaces. Saltaríamos así, del Death al Doom, una vez tras otra, hasta que nos diesen la merecida puntilla con “Among The Falling Stones”. Un final esplendido, para una actuación sobresaliente.
Volvería el corte melódico a sobrevolar el End Of The Third Day, de manos esta vez de la mismísima banda que había dado nombre al festi. Autumnal tomarían las riendas de la velada de manera elegante y decidida, dispuestos a demostrar que continúan siendo el buque insignia del Doom en España, por mucho que su anterior trabajo date del 2006, ocho años atrás respecto a su último redondo hasta la fecha.
Se terminarían apuntando la interpretación más sentida de la noche, siguiendo la senda por la que acostumbran a deambular Anathema o Katatonia, pero sin dejar de aportar desgarro a cada momento. Se apoyarían en los enormes contrastes que ofrecen sus partituras, conjugando unos minutos perfectos para recogerse y soñar. Saldrían por la puerta grande y con el público absolutamente convencido de su apuesta.
No pasaría lo mismo por desgracia, con los siguientes espadas de la noche, quienes cosecharían opiniones encontradas a su paso. Unos alabando la fenomenal burbuja en la que serían capaces de introducirnos, mientras el resto les achacaba la falta de dureza que destilaban. Así sería el devenir de los alemanes Lantlos por el festi, incierto dependiendo desde que lado de la sala los contemplásemos.
A mí me parecieron exquisitos en cada compas que sostuvieron, tanto en sus momentos meramente ambientales, como en los decididamente Shoegazers - los cuales acabaron centrando casi toda su actuación- así como en su último recuerdo al Neon, con el que tuvieron a bien despedirse. Sus tres últimos discos representados, con amplia mayoría para las harmonías entrecortadas del Melting Sun y algún guiño necesario a los sosegados tiempos del Agape, conformarían un setlist corto, pero adecuado para retratar a la banda que son hoy en día. Simplemente, una de las mejores formaciones que nos ha dejado el boom Post black Metalero de hace unos años.
Tras la demostración de estilo de los Lantlos, solo nos quedaría una única formación con la que despedir el festi de este año. Serían los daneses Saturnus, los encargados de pegar cerrojazo sobre la primera edición del End Of the Third Day. Saltarían sobre la Paddock en medio de una clamorosa ovación y mantendrían esas buenas sensaciones hasta que se bajaron humildemente de las tablas. Atrás iban a dejarse algo más de una hora interpretando Doom melancólico de primera categoría.
Una fugaz comparecencia que comenzaría con la voz de Thomas desaparecida, e iría cogiendo impulso al poco que "I Love Thee " era presentada. En lo que la banda hacía camino, tendría que ir esquivando algún que otro problemilla técnico con los samples, los cuales serían esquivados con una sonrisa y profesionalidad contrastada. Una balsa de aceite resultaría el resto de la comparecencia de Saturnus. Sin ningún otro obstáculo que les impidiese llevárselo de calle.
Conseguirían algo tan poco frecuente, como que en medio de un concierto de Doom la audiencia corease temas, de la misma forma a como se suele llevarse a cabo en bolos mucho menos crepusculares. Este divertido dato, aportaría otro brillo a himnos del rollo como "All Alone" o "I Long", los cuales acabarían luciendo enormes al tiempo que la gente interactuaba con los músicos.
Envueltos en esta buena onda festivalera, terminarían con "Christ Goodbye", en medio de una sala que les reclamaba con insistencia. Los daneses se reunirían en comité para decidir si tocaban una última copla, cuando desde la sala les dijeron que hasta ahí había llegado la jarana. Habían sido unas cuantas horas sin apenas ver la luz del sol, y para la hora que nos tocaba volver al mundo de los vivos, ya sería la fría noche madrileña la que nos recibiría amablemente. 
Crónica y fotos por Unai Endemaño.

























































 

No hay comentarios: