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lunes, 10 de noviembre de 2014

Crónica: Overkill+Prong+Enforcer+Darklogy-Kafe Antzoki (Bilbao)


Cual apisonadora implacable se abatirían sobre el Antzoki los Overkill, con la misma falta de consideración, con la que un gigantesco abusón apalearía niños indefensos. De esta manera tan expeditiva, recibiríamos la del pulpo a manos de la vieja bestia golpeadora de New Jersey, sin trinchera tras la que parapetarnos, ni burladero desde el que esquivar las cornadas. El impacto, por tanto, sería directo, certero e inevitable, sin cortapisas ni justificaciones sesudas que lo sustentasen, como una demoledora azotaina de Thash Metal flamígero, infringido en nuestras mismas narices.
Antes de que nos atropellasen, sin embargo, tendríamos tiempo para ir cogiendo el tono con el ramillete de teloneros que la gira proponía. En primer lugar, con la única misión de cumplir el expediente, y sin demasiadas posibilidades de brillar entre el plantel estelar programado, aparecerían los tejanos Darkology. Saldrían antes de lo que estaba previsto en un primer momento, con mucha gente aún por las inmediaciones y sin demasiadas oportunidades como para que su comparecencia pasase del mero tramite. Terminarían con una desangelada versión del "Mob Rules" de Sabbath, tan desangelada como la impresión que dejarían flotando sobre el Antzoki.
La fiesta comenzaría con los siguientes espadas de la noche, los aguerridos suecos Enforcer. Su comparecencia sería tan breve como vertiginosa, poniendo toda la carne en el asador desde el primer segundo que pisaron tablas bilbaínas. Sin tener a su favor el factor tiempo, tirarían de entrega para animar el cotarro, dejándose los higadillos a base de Heavy Metal acelerado.
Su puesta en escena continúa siendo la que se gastaban los conjuntos de serie B de los años ochenta. La propia de Grim Ripper, Warlord o Stormwitch, por citar tres ejemplos tan solo. Cuero, mallas ultra pegadas y muñequeras de pinchos vintage, lucirían de esta manera los cuatro suecos joveznos, fieles a la idiosincrasia metálica más integrista, haciendo juego con las melodías afiladas que iban trenzando.
Comenzarían con un corte de su último trabajo, el single "Mesmerized by Fire", para proseguir a toda pastilla con "Live For the Night" y dejar en el centro de su comparecencia, una gloriosa versión del "Countess Bathory" de Venom, su momento más inspirado de largo. El resto del minutaje, se lo tirarían volando por sus mástiles, sudando la gota gorda en lo que clavaban mil y un estampas forzadas. Lo musical quedaría en un segundo plano por desgracia, ante tantísima entrega como desprendían, dejarían ver demasiados gazapos dentro de la película que estaban interpretando. Arrolladores en lo referente a la intensidad, aunque carentes de la consistencia musical necesaria, zanjaríamos una vez más ante los Enforcer.
El siguiente plato, sería mucho menos embarullado que el que nos acababan de servir los suecos. Nos lo traerían desde lo más profundo de Nueva York, los legendarios Prong, en su primera visita por Bilbao después de más de veinte años de carrera. Presentarían en sociedad su último Ruining Lives, así como algunos de sus legendarios cortes de los noventa.
Muchos eran los que ansiaban toparse con las huestes de Tommy Victor, en medio del Antzoki, por lo que la entrada para cuando aparecieron, ya comenzaba a ser hermosa. Unos cuantos conseguiríamos seguir los ritmo hardcoretas que la banda lanzaría orgullosamente, subrayando su ciudad de origen con inequívoca vehemencia y actitud. Los tiempos cortados y los coros tabernarios inundarían las dependencias, llevándonos hasta los mismos cimientos sobre los que el Crossover fue creado.
Recorreríamos himnos como “Broken Peace” o “Lost And Found”, pasando de puntillas sobre los últimos pelotazos de este siglo, priorizando sobre lo que la peña tenía en mente escuchar, pasaríamos un rato corto y ameno. Mucho clásico noventero, un bajista malote que apartaba cabezales a patadas y un sonido que no sería el indicado en los primeros momentos de la actuación, retratarían la demostración. Me da la impresión de que el día que vuelvan de cabezas, podremos ver la verdadera dimensión de su legado.
Zanjados en cualquier caso los aperitivos, afrontaríamos el verdadero motivo por el que nos habíamos dejado caer por el Antzoki. Comenzaría en este punto, la andanada de ostias que Overkill iban a suministrarnos. Lo harían con “Armorist” luciendo como si fuese un verdadero clásico, y con toda la sala volcada desde antes incluso que Bobby hubiese comenzado, con la primera de sus carreras kamikazes.
Encaramado sobre los frontales en su característica pose, dejando el centro del escenario al capitán D.D.Verni, el señor Ellsworth guiaría a su formación entre algunos de los mayores pepinazos del Thrash Metal mundial. Retazos de historia que conformaban un setlist inapelable, tomarían cuerpo sobre las castigadas tablas del teatro bilbaíno. A su lado aparecerían nuevos cortes, para añadir inmediatez al conjunto, demostrando que esta no es una banda que viva de las rentas, atreviéndose incluso a colocar su último single en los bises, como hacen los que gustan de ganarse los aplausos cada noche.
No es de extrañar que esta formación se permita este tipo de caprichos, que sin duda vienen motivados por la confianza plena que les otorgan sus años y años de directos inmaculados. Tienen demasiado claro que son unos ilustres en lo suyo, y no tienen la menor intención en dejar de serlo. Lo de repartirse el cetro con yogurines que vienen pegando fuerte, o con viejas glorias de nombres imponentes, no es para ellos. Lo suyo es sudar cada nota que interpretan, amedrentando al público que tengan en frente y sin perder una pizca de personalidad en el proceso. Un caso el de Overkill, como no conoce demasiados este humilde reportero, dentro del mundillo de la música latiguera.
Siendo esto así, la de Bilbao no acabaría siendo ninguna excepción a la norma mencionada, tan solo una exaltación de la misma, gracias a un sonido que infundía respeto y admiración. Con graves poderosos y tajantes, que permitían distinguir sin problema cada punteo que trazaban los dos guitarras, y la personalísima voz de Bobby, sobresaliendo por encima como dictan los cánones metálicos.
Nos enfrentaríamos a muy diversos cortes-diecisiete en total- entre los que se me quedarían grabados los salvajes minutos de “Electric Rattlesnake”, el pogo iniciático que se montó con “Rotten To The Core” y la manera en la que la gente se puso a corear el “End of the Line”. Todos estos antes de que el conjunto tomase un poco de aire, en lo que Dave Linsk se hacía un solo salvavidas. Llegaría entonces el recuerdo a la etapa más Crossover del conjunto, recordándonos los crujientes noventa a lomos de “Long Time Dying” y “Under One”. Alguno hasta se acordaría de Pantera, con los chirriantes riffs que brotaban desde el escenario.
El Thrash Metal volvería a llamar a la puerta en forma de “Pig”, haciéndose imparable acto seguido con “Hello from the Gutter”, hasta el punto de hacernos dejar nuestros bártulos en una esquina, e ingresar en el pogo que había tomado el centro del Antzoki bilbaíno. De esta manera, ganándonos los moratones con cada “Hello” que pronunciábamos, llegaríamos hasta “Ironbund” para zanjar felices la parte central de la comparecencia.
Volverían los Overkill con el mencionado “Bitter Pill” y la tangana volvería a coger impulso, con todo preparado para que nos zurrásemos una vez más al ritmo de “Elimination”. La fiesta marrullera iría tocando a su fin, aunque antes nos tendrían que mandar al pairo, de la clásica manera en la que acostumbran, con un gigantesco “Fuck You” entonado por toda la sala al unísono. Nos jodimos pues, y nos despedimos de los que nos habían pasado por encima. Hasta otra, Overkill.
Crónica y fotos por Unai Endemaño.







































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